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ese no es mi problema

24 septiembre 2010

Cualquier critica realizada a una obra de arte me merece el respeto más absoluto, siempre que ésta se haga desde el conocimiento y con sensatez. Opinar por opinar, no lo considero una critica. Es el problema de no estar preparado culturalmente para visitar una muestra de arte contemporáneo. Ese no es mi problema.

Salgo al paso de ciertas “opiniones” vertidas sobre algunas de las obras incluidas en mi recientemente inaugurada exposición en elkastillo – espacio de arte y creación contemporánea: “preparado para el viaje”, “carro x África”, o “no por mucho repetir una mentira se convierte en verdad”.

En la primera muestro la imagen de un cristo crucificado, en esqueleto, con su miembro viril incorrupto, sobre una pizarra en la que incluyo algunos comentarios “libres” sobre el personaje. Al parecer, esta obra no ha caído demasiado bien entre algunos espectadores, que la han tachado de inmoral, obscena, etc., etc. Es el problema de no estar preparado culturalmente para visitar una muestra de arte contemporáneo. Ese no es mi problema.

La segunda obra en discordia “carro por África”: una video-escultura compuesta por un carro de supermercado, lleno de pantallas en las que se muestran diferentes imágenes de niños africanos desnutridos entre las que incluyo la expresión “dios no existe”, es la que más ha levantado ampollas. Al parecer los espectadores en desacuerdo con la obra, prefieren mirar a otro lado antes que contemplar la estricta realidad del mensaje de la obra. Estos católicos casposos, incapaces de asimilar la verdad, merecen poco comentario por mi parte. Es el problema de no estar preparado culturalmente para visitar una muestra de arte contemporáneo. Ese no es mi problema.

Por último y no por ello menos absurdas, las opiniones vertidas sobre “no por mucho repetir una mentira se convierte en verdad”, una video-escultura formada por un estante lleno de libros expuestos por el corte delantero, a excepción de uno, que muestra en su lomo su contenido: “sagrada biblia”, lo que hace presuponer que el resto de los libros también lo son. Mientras, una pantalla que ocupa una cuarta parte del estante repite constantemente el mensaje “dios existe”. Esta sencilla obra conceptual, también parece molestar algunos visitantes a la muestra. Es el problema de no estar preparado culturalmente para visitar una muestra de arte contemporáneo. Ese no es mi problema.

Esta exposición fuera de nuestras fronteras, resultaría sencillamente moderada. Sin embargo, parece que por aquí, siempre estamos dispuestos a escuchar los disparos de armas descargadas, por el mero hecho de que se levante una leve brisa contra lo impuesto. Y es que hay que tener la cabeza bien amueblada y la mente bien abierta a los mensajes expresados por los artistas, sobre todo si estos se realizan en el contexto adecuado, como es en este caso: en un espacio de arte contemporáneo.

Mientras la galería siga apoyando esta muestra tal cual se diseñó, que de hecho lo hace de forma incondicional, éste no será mi problema.

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